martes, 14 de abril de 2015

La doctrina Truman, el plan Marshal, el Macarthismo

 

Hacia un mundo bipolar

 
La doctrina Truman: (Es el conjunto de ideas expresadas en un discuros que dio en 1947, frente al Congreso de EEUU, donde solicitaba ayuda para Grecia y Turquía)

El presidente Harry Truman rompió el tradicional aislacionismo de EEUU para desplegar una política exterior intervencionista. El cambio se justificaba, por el expansionismo soviético. Los ejércitos rojos no solo permanecían en Alemania Oriental sino también en los países de Europa central.
El presidente estadounidense consideró que su país debía “liderar “ el combate de la democracia contra el comunismo” Él consideraba que los regímenes comunistas eran tan opresores como lo había sido las dictaduras naci-fascistas.
Sus palabras ponían de manifiesto tres ideas:
a) Se habían roto los compromisos contraídos en Yalta y Potsdam
b) Del enfrentamiento bélico se había pasado al enfrentamiento ideológico dos modelos económico-políticos opuestos.
c) Utilizaría cual quier herramienta para evitar que el comunismo avanzará, asistencia económica, respaldo político y aún militar . Pero sobre todo instauró la lógica del “enemigo comunista” que podía acechar desde cualquier parte, dentro o fuera de EEUU.

El plan Marshall






El Plan Marshall es el nombre por el que se conoce el Programa de Reconstrucción Europeo anunciado por el entonces secretario de estado norteamericano George Marshall en un discurso en la universidad de Harvard el 5 de junio de 1947.
Ante la penuria europea y la imposibilidad financiera de comprar productos norteamericanos este plan de ayuda demandaba una coordinación previa de los países europeos para su aplicación. Para ello se reunió en junio-julio de 1947 una conferencia en París a la que, tras muchas dudas, acudió la URSS. Moscú pronto declinó el ofrecimiento y obligó a sus países satélites a hacer lo mismo alegando que el plan era un instrumento del imperialismo y la hegemonía americana.
Pese a la campaña de los partidos comunistas, dieciséis países aceptaron la ayuda y se reunieron en una Conferencia en París en septiembre de 1947. La Conferencia tenía un triple objetivo: impedir la insolvencia europea que hubiera tenido nefastas consecuencias para la economía norteamericana, prevenir la expansión del comunismo en Europa y crear una estructura que favorecieran la implantación y el mantenimiento de regímenes democráticos.
El golpe de comunista de Praga en febrero de 1948 precipitó la aprobación por parte del Congreso norteamericano del Plan en abril de 1948. Ese mismo mes se creó la OECE (Organización Europea de Cooperación Económica) para repartir y concretar la ayuda.
Se calcula que en total el Plan supuso  una ayuda de 13.000 millones de dólares entre 1947 y 1952. El éxito del plan fue esencial para la recuperación económica y el asentamiento de los regímenes democráticos en Europa Occidental.
La España de Franco, que no cumplía ningún requisito democrático, fue excluida del Plan lo que hizo aún más duro el lento proceso de recuperación de nuestro país tras la guerra civil.



El macarthismo
En Estados Unidos, con auge entre 1950 y 1954, el enfrentamiento bipolar se manifestó
Una amenaza para la democracia
Durante el período conocido como «caza de brujas», protagonizado por el senador católico McCarthy con el objetivo de perseguir la incursión comunista en Estados Unidos, la gran nación democrática bordeo la tentación fascista, al pasar por un período inquisitorial durante el cual muchos ciudadanos inocentes sufrieron persecución por simples sospechas. Veamos los hechos.
Para impedir la penetración nazi en Estados Unidos fue creado en 1938 el Comité de Actividades Antiamericanas. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, su patrocinador, el  senador Ranking, consiguió reactivarlo cuando estaba a punto de ser disuelto y fue convertido en una Comisión permanente de la Cámara de Representantes. La Guerra Fría dotaría a esta Comisión de un objetivo claro: la represión del comunismo en Estados Unidos.
A los pocos días de proponer Truman, en marzo de 1947, su programa para la contención del comunismo en Grecia, se aprobó el Programa de Lealtad de empleados federales, orientado a descubrir funcionarios infiltrados, cuyo objetivo sería supuestamente pasar secretos a la Unión Soviética. Las tensiones de la Guerra Fría —bloqueo de Berlín, Alianza Atlántica— y sobre todo el estallido de la primera bomba atómica soviética en 1949 llevarían esta prevención anticomunista a un estado de histeria. Toda persona considerada sospechosa era inscrita en una lista, privada de su puesto de trabajo o internada en un centro de detención.
Espoleadas por McCarthy, las sesiones del Comité de Actividades  Antiamericanas, en un clima de sos­pecha alimentado por la difamación y los rumores, descubrieron efectivamente algunos culpables pero a costa de perseguir a muchos inocentes. El senador católico elevó el nivel de los acusados cuando intentó acusar al prestigioso general Marshall, y ya en el mandato de Eisenhower, al secretario del ejército. Los méto­dos de McCarthy terminaron por desacreditarlo y fue destituido en 1954, aunque todavía continuó con menor ritmo la actividad del Comité durante algunos años. étodo: delación
Olvidando el principio jurídico de la presunción de inocencia, ante cualquier denuncia el Comité aplicaba la presunción de culpabilidad y era el acusado quien tenía que desmentir y aprobar su no pertenencia o simpatía por el Partido Comunista. Quienes reconocían su culpa, podían lavarla delatando a sus camaradas. El clima de relación se extendió por algunos círculos culturales y tuvo su momento culminante en las audiencias del Comité en 1951. El récord fue batido por el guionista de cine Martín Berkeley al denunciar 162 nombres de presuntos infiltra­dos en la industria cinematográfica.
De esta forma, se confeccionaron listas negras. La publicada por el Congreso en 1952 incluía 342 nombres de «antiamericanos», a los que no se debía proporcionar trabajo en ninguna actividad.
McCarthy instó a que se constituyeran en las ciudades comités y grupos de vigilancia privados. Miles de personas perdieron sus trabajos, se negó el pasaporte a los sospechosos de comunismo y procesó a numerosos residentes extranjeros.